Una mañana más. Veo de reojo que la luz del celular anuncia mensaje. Lo miro. La luz se transforma en una canción. Sos vos.
Lo sigo mirando. Lo escucho unos segundos. Mi corazón late fuerte. Sé que sos vos.
Lo abro, leo despacio, una sensación a no sé qué. Me preguntás cosas triviales. Un saludo. Cierro el teléfono, lo dejo sobre la misma mesa en la que lo ví encenderse. Mi mirada se pierde, se nubla. Brotan unas lágrimas de felicidad. Siento un hermoso calor en el pecho.
Lo abro de nuevo, te respondo. Un te quiero. (y cuánto)
Una tarde distinta. Me la cambiaron tan pocas palabras. Voy arriba de un colectivo, miro directamente hacia donde sé que podés estar. Te veo. Sólo un instante, te reconozco tanto. Miro hacia otro lado, y ya no vuelvo a buscarte más.
Cómo si el destino lo hubiese querido, más tarde, voy en un auto. Miro para la vereda, vuelvo a reconocerte. Sos vos. Desvío totalmente la mirada. Pasamos rápido.
Me bajo del auto a un par de cuadras, empiezo a caminar para mi casa. Hago media cuadra, no más. Mis ojos captan de nuevo tu presencia. Mi corazón se agita. En sólo 25 metros se debate entre saludarte, o dejarte pasar..
Te envío un "mirá para atrás". Vos caminás, yo camino a 15 metros detrás tuyo. Veo que te tocás el bolsillos, girás. Personas entre nosotros, mirás, tratás de enfocar buscándome. Me ves. Soy yo. Nuestros cuerpos se vuvlven a reconocer cerca. Cuando por fin estamos a escasísimos metros, nos miramos, y no podemos evitar sonreír.
Nos abrazamos, tu primer impulso es agarrarme la mano, y amagás a seguir camiando juntos en la misma dirección. Te suelto, sólo crucé para saludarte, mi camino es otro.
Hablamos, detendidos en una misma baldosa. Nos miramos, nos observamos, estamos algo nerviosos. Quiero que sea eterno, y a la vez que termine ya.
Hablamos otro poco. Me decís mi amor, me abrazás fuerte, evitando así que te mire más. Que mire más allá. Me quedo ahí, es tan cálido.
Te pregunto: mi amor? si, mi amor contestás.
Todavía? pregunto. Me decís que si, que todavía, que por siempre.
Nos soltamos. Charlamos otro par de cosas sin demasiada importancia. Queremos que llegue la desèdida, que se aplaque el caudal de emociones.
Otro abrazo. Un te quiero.
Media vuelta, y cada uno retoma su camino. Esos 5 minutos le dan un sentido diferente a nuestro día.
Camino sin poder pensar en nada. Nos volvimos a abrazar. Nos volvimos a mirar. Entendiendo y precibiéndonos. Optamos silenciosamente por el silencio.
Dejando abierto el momento en que tus dos ojos, tan hermosos, tan expresivos se vuelvan a reconocer con los míos.
Hago unos pasos, giro y me quedo parada, mirando cómo caminás, tu forma tan familiar, conocida, querida. Vuelvo a mi posición, y mi camino sigue opuesto al tuyo.
Queda la conexión, todo sigue intacto. Queda unas sensación hermosa en el pecho. El alma se pintó de colores. Estalla dentro mío.
te quiero, y tanto.
Elen sila lumenn omentielvo.
[Una estrella brilla en la hora de nuestro encuentro]